Un paso a la vez: el arte como puente

por | Oct 6, 2025 | Cine, Cultura, La Galería, Okupas, Planos desde altiplanos

Hay una soledad que se esconde en las salas de espera, en los monasterios, en los domingos a la madrugada. Es la misma soledad que descubrimos durante la pandemia: silenciosa, entretejida en una rutina que nos dejaba expuestos a la intemperie de la nada. Una soledad que nos acompañó, atormentados por una incertidumbre profunda y colectiva.

En «Un paso a la vez» (2023), el documental de Gustavo Iván Portocarrero Thellaeche, esa memoria vuelve como un eco. Nos recuerda aquellos días suspendidos, donde el miedo se incrustó en los pensamientos y el tiempo parecía no avanzar.

¿Qué ocurre cuando el temor a la pérdida, al dolor y a lo incierto se instala dentro de nosotros?

¿Dónde queda la expresión en esos momentos?

¿Dónde se refugia el arte?

¿Cuántos silencios nos separan del abismo?

El documental se distingue de otras obras sobre música por su forma de acercarse al espectador. No se trata solo de contar el contexto o el contenido de un álbum, sino de capturar el pulso interior de quienes lo crearon. A través de entrevistas cercanas, sinceras y ligeras, Se revela una intimidad compartida: lo que vivían los artistas en aquel tiempo de encierro, tan parecido a lo que sentimos muchos de nosotros.

Fischer Fisherman, Dani Prieto y Cristian Mercado nos permiten entrar a un proceso creativo distinto, donde la música se levanta como respuesta al vacío. Unidos por la convicción de que la expresión es el paréntesis de la angustia, muestran cómo, entre tantas soledades, el arte se convierte en un puente: un modo de resistir y de reencontrarse con el otro. Portocarrero, al seguir el recorrido del álbum de Cristian Mercado, nos guía por ese camino interior donde crear se vuelve una forma de sostenerse, de seguir, de creer.

El film subraya una verdad simple y poderosa: el arte necesita del otro. Es el espectador quien termina la obra, quien la completa. La trascendencia solo ocurre en el encuentro. Esa certeza, en medio del aislamiento y la desconexión, se vuelve un acto de rebeldía: una resistencia callada que se atreve a seguir creando cuando todo parece detenido.

Las notas del documental suenan como una luz herida por el miedo, una melodía que intenta iluminar el caos y, al hacerlo, nos enfrenta a lo que emerge en la quietud. Pero esta vez, ya no tan solos.

El álbum nacido de este proceso, «Siguiendo un Río» de Kintanojara —disponible en YouTube y Spotify— fluye con melodías diversas, suaves, luminosas. Lo singular del documental es que no busca exaltar a los artistas ni promocionar el disco: su foco está en el acto de hacer arte dentro de una realidad inédita. Los músicos se muestran humanos: vulnerables, temerosos, contradictorios, movidos por la pasión y a la vez por el miedo de poner en riesgo su salud y la de sus seres queridos.

Ese cruce de voces, trayectorias y miradas enriquece tanto el documental como el álbum y nos dejan una memoria de aquello que somos en la quietud, de aquello que surge del incierto y que nos hace vivir al margen del otro. Es así que este documental nos deja ver los puentes que se construyen entre estas soledades, como las notas de una melodía que resuena con todos nosotros. Los invito a verla en Retina Latina de manera gratuita.

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